1. Siéntese justo en la mesa frente a la mujer bonita a la cual usted será incapaz de conocer. Ubíquese de tal forma que la mirada sea tan intensa que ella sienta la incomodidad como la punta de un cuchillo.
2. Cuando llame su atención hágase el interesante. Todo resultará mejor si la mujer que observa es de aquellas de oficina, vestida y perfumada con elegancia, pues usted creerá -quién sabe fundamentado en qué cosas- que en teoría el aire "bohemio" (escribir, fumar pipa o sencillamente mirar al horizonte "poéticamente" mientras en la mente tararea una canción de rock) hará que por obra y gracia de alguna deidad, ella tome la decisión de hablarle por su propia cuenta.
3. Compre un miserable tinto para dejar expuesto su bajo poder adquisitivo.
4. Quédese mirándola fijamente por largo rato y baje súbitamente la mirada cuando ella lo mire. De esa manera la bella mujer sabrá que usted es un perfecto imbécil.
5. Elucubre un plan fantástico, sencillo y absolutamente irrealizable para pedirle un cigarrillo así usted no fume (Si no fuma, mejor, deja en mayor evidencia su estupidez). Puede sustituir el cigarrillo por pedirle la hora, o preguntárle cuánto cuesta lo que ella está tomando, asumiendo el riesgo de la cruda realidad que le ofrece la hora en el celular, en los establecimientos y demás posibilidades y que incluye los precios de las bebidas en una pancarta gigante en el café.
COROLARIO: Sepa que una mujer bonita completamente sola en un café es una UTOPÍA. Siempre estará esperando a una amiga o a su novio, de manera que NO se arriesgue a hablarle a alguna.
