jueves, 17 de junio de 2010

La misma discusión de siempre...

(Luces. Dos estúpidos sentados en una banca)

-Esta es la misma discusión de siempre
-¿quién está discutiendo? Yo sólo estoy escuchando y dando mis razones.
-¿Razones? Respondes con una negativa a todo lo que digo.
-Pues porque todo lo que dices es insensato.
-¿Ves?
-¿Qué?
-Otra vez estás negando todo. Compruebas mi afirmación
-¿Quién está diciendo que no?
-Me parece que no vamos a llegar a ningún lado con esto.
-¿Quién acaba de decir “no”?
-¡Basta! Me tienes harto de esta estupidez.
-¿Entonces por qué sigues insistiendo en lo mismo?
-Porque es la realidad; son hechos comprobables; una apología a lo empírico. Esta discusión es sólo un obstáculo en medio de una comprobación metódica y científica.
-¡Caramba! Cualquiera diría que pasaste por una universidad.
-Sin sarcasmos.
-Yo no soy sarcástico.
-Y vuelve la negación. ¿Sabes? Deberías hacer un curso para mejorar tu sentido apreciativo de las cosas.
-Si tú lo dices…
-Es una cuestión simple, cierras los ojos, respiras profundamente y piensas: hoy voy a ser más apreciativo. ¡Y listo! Comienzas a apreciarlo todo, la vida, la muerte, que el conductor del bus huela a mierda y te robe dándote el cambio incompleto, que una anciana estúpida te entregue un folleto con instrucciones para unir las piezas de un dios y ponerlo a funcionar aunque la muy hijueputa siempre te esconda una partecita que dice “made in vaticano” que impide que la pila del sagrado muñequito funcione… ¿Ves cómo he avanzado? He conseguido comprobar los beneficios de decirle a todo que sí. Me siento un ser político…
-¿Vas a golpearte la cabeza con el zapato hasta que se te salga la conciencia?
-No.
-Entonces no has avanzado en lo absoluto. Y es de esta manera que volvemos al principio.
- Al principio de las cosas porque sencillamente tú NO has querido avanzar en el asunto.
-Y de nuevo niegas tú.
-La negación no sólo consiste en que yo diga NO. También incluye que tú, con una afirmación en positivo niegues mi existencia, mis proyectos, mi lógica. Eres un dictador.
-Tienes toda la razón. Digo lo que me DICTA el pensamiento.
-¡Carajo! A eso es exactamente a lo que me refiero.
-¿A qué?
-Me das la razón a pesar de que tu opinión es contraria. Me rehúso a que mis palabras sean tomadas por ciertas cuando no hay una convicción plena de ellas.
-Bueno… Entonces… Me sabe a mierda tu discurso existencial. NO pienses en ello.
-¿Pero por qué? Te estoy diciendo que el ser existencial es un punto vital en la vida. Si yo decido ser existencial por ende estoy pensando en mi existencia y por eso es que tengo que convencer a otros de que también existen. Es sentido común, sentido de la libertad y sentido de lo apreciativo… Triple sentido… Todos es posible, incluso que otros existan… Ese es mi punto y tú con tus negativas lo estás echando abajo.
-Estás mal de la cabeza.
-Ese no es un argumento válido.
-Y te empeñas en decir que no. Que “apolítico” eres…
-Tienes toda la razón. Debe ser que el debate está acalorado. Volvamos a empezar… Ese es mi punto y tú con tus negativas lo estás echando abajo…
-Estás mal de la cabeza… muy mal….
-¡No, mierda, no! No puedes cambiar las palabras. Así no ayudas. Repite
-¿Qué?
-Estás mal de la cabeza.
-No, tú estás mal de la cabeza.
-Mierda, que repitas solo “Estás mal de la cabeza”

(Silencio)

-Estás mal de la cabeza.
-Ese SI es un argumento válido.
-De acuerdo, entonces parece que esta conversación se terminó.
-Si, así es. ¿Ves? Hemos llegado a un consenso.
-Bueno.
-Bueno.
-¿Y ahora?
-Pensé que habíamos acordado dar por terminada la conversación.
-¿A eso conduce ser apreciativo?
-¿A qué?
-A dar por terminadas las conversaciones sin mayores complicaciones, sin argumentar, sencillamente dándolo todo por sentado, todo por supuesto, como si todo fuera así de putamente fácil.
-¿Qué estás queriendo decir?
-Que cuando hay una negativa, de forma o de contenido se prolongan las conversaciones. La base del diálogo radica en la negación continua.
-Bueno al fin qué ¿es o no sensata la negación?
-En este punto, sin decir tajantemente que no, que carezco de los recursos técnicos para solventar tal información. Sin embargo podría decir que… tal vez.
-¿Sí o no?
-No.
-¡Ah, acabas de tirar a la basura tres horas de conversación! ¡Ahora hay que empezar de nuevo! Di: Esta es la misma discusión de siempre.
-¿Eres estúpido? Claro que no es la misma discusión de siempre. Cada que la volvemos a empezar es una completamente nueva, porque las condiciones atmosféricas, emocionales y geopolíticas están determinando cada palabra, inflexión, pausa, verbo, respiración, prolongación y ritmo de las palabras. Por lo tanto NO es la misma discusión.
-Pero, hay que ser apreciativos. Di que sí.
-Si.
-¿Es tan difícil?
-Sí.
-¿Quisieras quedarte callado?
-Sí.
-¿Eres estúpido?
-Si.
-Esto me está aburriendo. ¿Te gustaría decir que no?
-Si.
-Esto no está funcionando.
-¿Por qué?
-Porque si dices “Si” a querer decir “no” se está yendo al carajo la existencia. ¡No tiene ningún puto sentido!
-Tienes toda la razón.
-¡No, no la tengo!
-¡Excelente afirmación! La negación es la base de la existencia. Ahora puedes ir a la calle, subirte al bus y decir que el bus NO huele bonito, que el cabrón del conductor NO te va a robar de a monedas y a la anciana estafadora que su dios NO existe sencillamente porque NO funciona. De esta manera vas a sostener unas bonitas y prolongadas discusiones que en efecto te harán entender que SÍ existes pero que pensar en la existencia NO vale una mierda y que ese sentido de lo “político” es pura demagogia… En otras palabras NO creo en tu jodido triple sentido…

(Silencio)

-Esta es la misma discusión de siempre.
-Si, lo es.
-No tengo ganas de discutir.
-Yo tampoco.
-Fin de la conversación.
-Si.
-Perfecto, voy al paradero de buses.

(Oscuro)

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